Cuentos cortos para niños escritos por: Tonny Alejandro Roa Blanco.
Aquella noche no hubo forma de dormir, pues el extraño y diminuto personaje no se había ido, seguía inmóvil encima de mi hombro, repitiendo:
– Te llevaré conmigo soy muy malo con los que no comen….
Y yo en vez de no escuchar y deshacerme de ese mal espíritu con un resoplido de indiferencia le presté atención, eso causo que el espíritu se envalentonara y comenzara a hablar con voz más potente.
-Si desciendo de tu hombro y decido atacarte estarás perdido – dijo Famis.
Sin pensarlo dos veces, me metí en la cama y me envolví de pies a cabeza con la sabana, permanecí quieto y encogido, pensando y pensando, y tras mucho pensar, decidí:
– “Me comeré toda la comida que me sirva la Tía Edelmira”
Entonces, al escuchar esto el asustado fue el espíritu del hambre. Si estoy seguro que te venceré, sin duda lo conseguiré, le dije al
diminuto personaje, quien inmóvil me miraba fijamente. Luego de una noche larga e incomoda llego la mañana, me presenté en la cocina y, con un rechinante beso le desee los buenos días a la tía Edelmira.
Mi tía sonrió y continúo en lo que mas le gustaba, preparar el desayuno.
– Ponme una gran de taza de leche y mucho pero mucho pan con jalea. – le dije. Y ella, con una gran sonrisa así lo hizo. Enseguida y sin chistar devoré el primer trozo de pan con admirable apetito. El segundo me costo un poco más, a mitad del tercero mi estomago estaba a punto de reventar…. ¡ Y aun en el plato quedaban cuatro panes y media taza de leche… No puedo más……., me dije. Doy por perdida la batalla….
Al escuchar tales palabras el pequeño ser que me atormentaba se echo a reír locamente y comenzó a aplaudir de una manera que me causo pánico. Luego de un momento me susurró al oído con un tono de malicia.
– ¿Tirarás la leche y los panes? La tía se enfadará.
Les confieso que estaba tan asustado que no me atrevía ni a mover un dedo, hasta que una idea cruzó como ráfaga por mi cabeza, me dije para mis adentros, para que el diminuto ser no pudiera escuchar, si consigo salir a la calle y empiezo a correr y correr muy rápido Famis no podrá alcanzarme y me veré libre al fin de tal tormento, así lo haré, e ilusionado con tal plan decidí ponerlo en marcha en ese mismo momento.
Así que empecé a caminar lentamente, hasta llegar a la puerta, la abrí ¡Salí veloz como el viento! Corrí y corrí sin parar hasta que me falto el aliento, entonces hice un alto, pues me sentía exhausto……
Continuará…
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Excelentes!! muchas gracias
Me encantan!! muchas gracias
A mis hijos y a mi nos gustan mucho sus cuentos, pero a ellos les gustaría q tuvieran mas dibujos!!!