SOPA DE LETRAS

Cuentos para niños escritos por: Mª. Carmen Cardeñoso

–Juanito, ¡para quieto ya!, ¡vas a romper algo! ¿Cuántas veces te he dicho que no se juega al balón dentro de la casa?

Juanito se paró en seco, con cara de: “yo no he hecho nada” y agarró fuertemente el balón, causa evidente de su travesura.

¿No me conocéis? ¡Me voy a presentar!:

Me llamo Juanito y soy un niño de cuatro años recién cumplidos. Nací al principio de la primavera, cuando las flores comienzan a brotar. Mi mamá dice que vine a la vez que la naturaleza inicia su despertar.

Soy un pequeño pizpireto y muy parlanchín. Si estoy contando algo, no me gusta mucho que me interrumpan y me inflo orgulloso al darme cuenta de que me prestan atención; mamá suele decirme: “no callas ni debajo del agua”. También soy muy despierto y alegre, todo me causa risa y siempre estoy atento a todas las bromas que le gustan tanto hacer a papá; mamá me suele decir: “te ríes hasta de tu sombra”.

Aunque a veces parezca algo atolondrado, soy listo y muy avispado, tengo siempre preparado un ¿por qué? y escucho con atención todas las conversaciones que me pueden interesar; mi mamá suele decir: ”no se te escapa una”.

–Es la hora de comer y todavía tienes que recoger los juguetes. Están todos tirados, eres un desastre. (Me reprendió mamá).

Mi mamá es la más guapa, la más simpática y la más alegre de todo el mundo mundial. Juega conmigo a los coches y a los castillos. Me lleva de paseo al parque para que pueda estar con otros niños. Me cuida cuando estoy enfermo y me cura con amor mis pequeñas heridas, me canta canciones y me lee unos bonitos cuentos que va guardando, para cuando lo pueda hacer yo.

Pero lo que más me gusta hacer con ella es dar grandes paseos en bici. Vamos contando chistes y cantando canciones, pero con cuidado y atentos de todo lo que sucede a nuestro alrededor, para no ocasionar ningún percance.

–¿Me estas escuchando Juanito? Te has quedado embobado. Quiero que empieces a recoger los juguetes, que la comida ya está preparada y se va a quedar fría. Si no comes no crecerás, ni te harás grande y no vas a llegar al armario donde están las galletas que te gustan tanto, venga Juanito ¡espabílate!

Sonrío a mamá y decido comenzar a recoger los juguetes: el coche rojo y el azul al garaje; un garaje precioso de tres plantas, con rampas y elevador, para que los coches puedan subir y bajar y que en las últimas navidades me trajeron los Reyes Magos. El dinosaurio y el dragón a la caja de grandes animales. La caja es de cartón duro, con dibujos geométricos de muchos colores, me la hizo papá, un día que llovía mucho y no se podía ir a la calle a jugar.

Los cromos de fútbol y de robots dispersos por todo el suelo y los dibujos para colorear, a la carpeta naranja, junto a las pinturillas que, con un estuche con forma de zapatilla, me había regalado mi más mejor amiguito Carlos, en el último cumpleaños.

– ¡Mamaaá!, está todo recogido, ¿ya puedo ir a comer?, quiero hacerme grande y alto. Ahora es mamá quien me sonríe y mira con dulzura:

– Muy bien Juanito, lo has recogido todo muy bien, así me gusta. ¡A comer! Ya está preparada la mesa y ¿sabes qué?, he hecho tu plato favorito.

– ¿Sopa de letras, salchichas y patatas fritas?, canturreó Juanito, a la vez que se lavaba las manos y la cara, para disponerse a comenzar tal festín.

– Sí señorito – contestó mamá.

Me gusta mucho la sopa de letras, porque mamá forma palabras y luego las como. Me ha escrito: “pez”, “coche”, “guitarra”, “plato” y muchas, muchas más. Encontró mi nombre y el de papá, pero también me los comí.” Un día compuso “triste” y “feliz”.

– ¿Mamá, qué es triste?

–Triste es cuando lloras, cuando haces algo que no te gusta, cuando estás malito…

– ¿Y feliz?

Mamá, que esperaba ya la pregunta, contesta: “feliz” es cuando estás contento, cuando ríes, cuando estás con alguien a quien quieres mucho, por ejemplo como yo a ti; yo soy muy feliz cuando te veo a ti feliz.

Todos los días, mientras como, me gusta hablar con mamá y preguntarle cosas, pues ella sabe de todo.

– Mamá, ¿tú sabes que voy a ser de mayor?

–No lo sé –contestó mamá- eso lo tienes que decidir tú. Elige algo que te guste hacer mucho, mucho…

– ¡Criador de sopa de letras! (la interrumpo).

Mamá soltó una gran carcajada y, entre risa y risa, dijo:

– ¡Eso no puede ser! Tiene que ser por ejemplo: médico, mecánico, futbolista, profesor…

– ¡Pero eso tiene que ser muy difícil! (vuelvo a interrumpirla).

– Claro que sí Juanito; por eso tienes que estudiar y aprender.

Después de un largo bombardeo de preguntas, terminó de comer y ayudó a recoger la mesa y al final mamá siempre me da un beso.

–Creo que tienes que descansar un poco, ¿qué te parece si nos echamos una pequeña siestecita?

– ¿Tú también?, la interrogó con asombro.

–Sí, creo que hoy también me hace falta una pequeña siestecita.

Nos acomodamos juntitos en mi preciosa cama con forma de bólido de carreras, regalo de mis abuelitos cuando decidí dejar la cuna porque me hacía un niño grande, con mis sábanas preferidas de dibujos de ruedas de coche y de volantes, suavecitas y con un olor a recién lavadas.

– Mamá, voy a estudiar mucho, mucho, y cuando sea un poco mayor decidiré lo que quiero ser.

–Me parece muy bien, contesta mamá con la mirada fija en mi carita.

–Pero mamá, ya sé lo que quiero ser ahora.

–¿Qué quieres ser Juanito? Y Juanito con los ojos casi cerrados, vencido ya por el sueño, contesta: ¡quiero ser feliz!

Mamá sonríe y me abraza, demostrándome todo su amor. Y así juntitos, plácida y “felizmente”, nos dejamos adentrar en el reino de los sueños.

FIN

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